Comienzan las vacaciones de Navidad y es muy fácil dejarse llevar por el habitual ajetreo de estos días provocado por las reuniones familiares y/o con amigos, que nos inducen a comer y beber, algunas veces en exceso, dormir poco y dejar al margen cualquier tipo de actividad física y/o proyecto personal.
En consecuencia, esta época de celebración acaba pasando factura, en menor o mayor medida, y hace que el inicio del año cueste arrancar y volver a encontrar la motivación por seguir con nuestra rutina.
Sin embargo, si trazamos un plan teniendo en cuenta diferentes aspectos clave, las Navidades pueden ser un periodo de recarga que nos ayude a catapultarnos hacia nuestros objetivos del año nuevo. La física nos dice que un cuerpo parado necesita mucha más energía para acelerarse que uno en movimiento, pues la ley de la inercia está de su parte. Aprovechemos este principio y no detengamos nuestra maquinaria.
Por una parte, para no sucumbir en las trampas del parón navideño, recomendamos mantenernos activos físicamente durante estos días, ya que es fundamental para contrarrestar el estancamiento que provoca el sedentarismo.
Antes de cualquier comilona, podemos dedicar un tiempo a entrenar, bien sea con cargas o entrenamiento cardiovascular. Si no tenemos mucho tiempo, siempre tenemos la opción de realizar entrenamiento interválico de alta intensidad (HIIT), tipo Tabata.
El ocio en familia, en forma de paseo, de encuentro deportivo o de cualquier otra actividad en el exterior, es otra opción, además puede ayudar a fomentar la unión y la comunicación entre sus miembros.
Siempre y cuando podamos, priorizaremos las actividades al aire libre, por ejemplo: un paseo por la playa, la montaña o incluso un baño. El contacto con la naturaleza tiene muchos beneficios, sobre todo para nuestra mente. En 1982, la agencia forestal de Japón lanzó su programa llamado shinrin-yoku, traducible como “baño de bosque”. Un paseo por la naturaleza nos ayuda a reducir nuestros niveles de estrés, gracias a la apacible tranquilidad que sentimos al movernos en un entorno al que nuestro cerebro está evolutivamente adaptado. Cambiemos pues, el mundanal ruido de la civilización por el canto de los pájaros.
Por otra parte, las Navidades son una época para descansar y recargar las pilas para afrontar los desafíos del nuevo año. No obstante, durante las fiestas es frecuente no dormir lo suficiente. El estrés provocado por las celebraciones, el cambio de rutinas, las comidas copiosas y/o el consumo de alcohol pueden alterar nuestro patrón de sueño. Por lo tanto, para hacer frente a esta disrupción es importante maximizar la regulación de nuestro ritmo circadiano.
Para ello, en la medida de lo posible, debemos mantener un horario regular para acostarnos y levantarnos, exponernos durante el día a la luz sol, acostarnos en una estancia oscura, con buena ventilación y a una temperatura que oscile entre los 18 ºC y los 20 ºC, con todo esto ayudaremos a regular la secreción de melatonina y el patrón sueño-vigilia. Algo muy importante para garantizar un buen descanso es dejar fuera del dormitorio nuestras preocupaciones.
Del mismo modo, durante estas fechas recomendamos no abandonar nuestros proyectos personales y/o laborales. La Navidad es un periodo de celebración y de reunión familiar en casi todo el mundo, pero eso no implica su detención.
Cada día que pasas alejado de tu proyecto es un día que tendrás que recuperar, por eso recomendamos no dejar de lado tus ideas y responsabilidades. Para ello, es importante determinar un horario que sea más flexible y adaptado a las tradiciones navideñas, pero, sobre todo, que sea realista y que se cumpla.
Por ejemplo: podemos marcar en el calendario los eventos importantes a los cuales no podemos faltar, a saber: Nochebuena, la comida de Navidad, Nochevieja y Reyes. Son 4 días, o, mejor dicho, 4 momentos en el cómputo total de 2 semanas. Aprovecha el resto de días para organizar tus tareas, repasar aquello que has aprendido durante el año, leer aquello que tenías pendiente y, sobre todo, dedica tiempo a trazar un plan que te ayude a catapultarte hacia tus objetivos en el año nuevo.
En RESUMEN, las vacaciones de Navidad son una época de celebración que pueden diezmar nuestra salud y detener nuestro progreso y desarrollo, por ello recomendamos poner el foco en diferentes aspectos clave como mantenernos activos físicamente, a poder ser en contacto con la naturaleza, regular nuestro ritmo circadiano para optimizar el descanso, y determinar un horario para atender a los compromisos navideños, pero sin dejar de lado nuestras responsabilidades.
Ya lo sabes, si no quieres sucumbir a las trampas de la Navidad y, por el contrario, quieres aprovechar este periodo para recargar tu cuerpo y mente para catapultarte hacia nuestros objetivos del año nuevo, el mejor regalo que puedes hacerte es trazar un plan y aprovechar la ley de la inercia para mantener la rueda girando, aunque sea a menor velocidad. De esta forma conseguirás terminar las Navidades más cerca de tu meta.
Entesos Pepe, disposada a traçar un pla (i amb voluntat de fer-lo possible).
Gràcies pels teus consells!